SITUACIÓN:
C-58 en Badía del Vallés
FECHA:
2020-2021
SUPERFICIE:
200.000m2
FOTOGRAFÍA:
Òscar Garcia
El proyecto parte de la necesidad de dar respuesta a la demanda histórica de las zonas de periferia urbana de poder mantener un vínculo con la naturaleza y para ello, plantea una propuesta basada en un carácter industrial, que lejos de ocultar o suavizar la dureza de su entorno, la acentúa y reivindica como propia de su identidad y carácter.
En 2019 surge la obligación de reubicar unos huertos urbanos situados en la zona inundable de un río de las afueras de la primera corona periurbana de Barcelona. Los huertos preexistentes se construyeron de forma irregular, muchas veces perjudicando al medio natural que los rodeaba y sin garantizar un mínimo de salubridad ni de equidad a la hora de distribuir un espacio de titularidad pública.
Este contexto, sumado con la ampliación de un vial contiguo a este espacio, hizo tomar la decisión re-situar y regular la actividad en otra zona del municipio.
Aprovechando el desnivel del terreno se redistribuyen las tierras para generar un espacio escalonado generando 4 niveles separados por un metro de altura. El primer nivel es el de acceso al recinto, del que se puede acceder al aparcamiento y recoger los residuos generados. En el segundo nivel se ubica la zona de merendero, con los baños comunitarios, barbacoas, espacios para limpiar, zona de sombra generada por árboles, y mesas para poder comer. Por último, en el tercer y cuarto nivel se sitúan las parcelas de los huertos. En total existen 98 parcelas de 80m2 con una casita para herramientas en el interior de cada una.
A nivel de edificación, el proyecto sólo consta de unas pequeñas casitas, que son contenedores marítimo reciclados, que sirven como espacio de almacenamiento de cada módulo formada por cuatro parcelas de huertos y la zona de baños y espacios de limpieza. En el perímetro de la cubierta se ubican los canelones de PVC que recogen y canalizan las aguas pluviales para que puedan ser usadas para regar los huertos.
Así pues, la propuesta contrapone un paisaje urbano formado por viviendas prefabricadas con la renaturalización de espacios periféricos, generando zonas de cultivo utilizando contenedores reciclados que reivindican el carácter industrial del entorno.
Los contenedores son modificados para ser usados como armarios en los que guardar las herramientas. También se usan para definir el espacio y como soporte para colocar una pérgolas que se usan como zona de sombra y acceso a la parcela.
El agujero de las puertas y las divisiones interiores (con tubos de acero soldado que soportan paneles de OSB) se realiza en taller, mientras que el pintado y montaje de las puertas se realiza in situ. Para la nomenclatura de los contenedores, se conserva un sistema de enumeración de las parcelas como el de los contenedores en cuyos puertos provienen.
Para esponjar la contundencia de la propuesta, se plantan árboles en el perímetro del espacio para crear zonas comunitarias en cada uno de los cuatro sectores que define la distribución del proyecto.
Al mismo tiempo, uno de cada cuatro contenedores posee una cubierta con plantas arbustivas y aromáticas para mejorar la calidad ambiental.